¿Cómo influyen las vacunaciones en la bioseguridad de las explotaciones porcinas? La respuesta es muy compleja y existen numerosos condicionantes microbiológicos y epidemiológicos implicados, siendo esencial conocerlos para poder hacer una correcta evaluación de la efectividad del programa vacunal.
Respecto a la pregunta de cómo influyen las vacunaciones en la bioseguridad de las explotaciones porcinas, la respuesta seguro que es muy compleja y debería corresponder a expertos microbiólogos y/o epidemiólogos.
Condicionantes que influyen en la vacunación
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Como veterinarios de empresas porcinas, podemos dar nuestro humilde punto de vista y experiencia personal.
Si clasificamos las principales enfermedades infecciosas de la cabaña porcina, se podrían diferenciar en dos grandes grupos: víricas y bacterianas.
Enfermedades Víricas
En la mayoría de las enfermedades víricas que ocasionaban grandes pérdidas económicas, las vacunaciones en masa han resultado ser una herramienta eficaz y decisiva para su control y erradicación en muchos casos.
De hecho, nuestra generación no ha conocido en las explotaciones a muchas de ellas (PPC, PPA, EVP, Fiebre Aftosa, incluso Enfermedad de Aujeszky).
Actualmente las vacunas de Parvovirus y Circovirus son altamente eficaces. Sin embargo existen dos virus (ARN) que por su idiosincrasia, se resisten al control en nuestras explotaciones. Me refiero a la Influenza y al PRRS.
En estos dos casos el control, y mucho menos la erradicación, son utópicas a corto plazo; ya que existen igual número de intentos y fracasos tanto a nivel nacional como internacional, por ello, deberíamos centrarnos en la bioseguridad de cada explotación, prácticas de manejo y el flujo de trabajo (o movimiento) de animales dentro de las empresas más que en los planes vacunales y/o regionales.
Enfermedades Bacterianas
En el bloque de enfermedades bacterianas lo tenemos realmente difícil.
Las patologías que tenemos en la actualidad son prácticamente las mismas que teníamos hace 15-20 años, esto incluso agravado con las leyes de bienestar que han hecho agravar o resurgir patologías latentes. Entre ellas, la Leptospirosis y Brachyspiras, consideradas ahora patologías emergentes.
Las bacterias al ser microorganismos más complejos que los virus, son mucho más variables antigénicamente y por tanto muy variables a nivel de serotipo. De hecho, las vacunas suelen ser de serotipos y/o sus toxoides y a veces no tienen inmunidad cruzada entre ellos.
Todo esto nos lleva a que las vacunas de bacterias no evitan los animales portadores, ni sintomáticos, ni mucho menos asintomáticos.
En estos casos la bioseguridad convencional nos va ayudar poco si no podemos identificar a los animales portadores (machos y hembras) que son la principal fuente de entrada en las explotaciones.
Como resumen o conclusiones podríamos sacar las siguientes:
Las vacunaciones masivas han demostrado ser herramientas útiles en la bioseguridad y a la larga en las erradicaciones finales de enfermedades víricas clásicas, que en su tiempo causaron grandes pérdidas económicas. Serían bienvenidas al mercado vacunas frente a las diarreas víricas (Coronavirus y Rotavirus)que por supuesto han causado y causan pérdidas económicas en la actualidad. Sería un refuerzo a la bioseguridad ya que ha demostrado ser totalmente insuficiente para evitar su entrada en muchas explotaciones. Frente a virus PRRS y Gripe, hay una tremenda paradoja. Existen técnicas diagnósticas muy solventes, pero no van acompañadas de vacunas verdaderamente eficaces, ya no para su erradicación si no para su mero control. Pero sí que es también paradójico que pese a no creer demasiado en su eficacia, todos las utilizamos, en principio para que los brotes no sean tan agudos; y parece que esto sí que lo tenemos claro. Como halo de optimismo, vamos en la línea de tener cada vez más explotaciones estables gracias a los manejos de la explotación, la bioseguridad, las vacunaciones y los flujos negativos de las reposiciones. Esta circunstancia sí que puede en un futuro acercarnos a tener zonas o regiones al menos estables al virus. Algo parecido ocurre con las enfermedades bacterianas. Tenemos cada vez mejores técnicas de diagnóstico y pese a que al mercado llegan cada vez mejores vacunas, no es suficiente ni para llegar a su control. Más aún cuando tenemos un reto y/o obligación como profesionales y como sector de reducir el uso y/o abuso de antibióticos. La comunidad científica e industria farmacéutica deben o deberán proporcionar productos y vacunas cada vez más eficaces para superar estas metas relativamente cercanas.
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